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La Travesía

miércoles, 30 de mayo de 2012

TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, DECIMOTERCERA PARTE (III)
Día 1 : Ericeira – Praia Azul (tercer tranco)

Recién salida del tranvía polvoriento descubro que todo el pueblo de Charneca es un museo al aire libre de transportes obsoletos. En simbiosis con la vida vegetal, viviendo juntos, dándose abrazos y besos. En este largo viaje a pie por Portugal no me había imaginado conduciendo este impresionante Opel Olympia, que por lo que veo en internet se fabricaría a finales de los años cincuenta.
Pero me alegro de haber tenido la experiencia. El tranvía de Lisboa y el elegante Opel están acompañados en este extraño pueblo por una variedad de tractores arcaicas y maquinaria agrícola desfasada que ya está superada por las plantas, comida, digerida por las plantas ya.
Y al final encuentro este caminito que me dicen los vecinos que me llevará a las playas, y me lleva, sí, y bajo, y subo, y sigo, y me adentro en más pueblos con sus consiguientes peligros,
y cojo agua en una fuente (lo menciono porque antes de empezar esta travesía me imaginaba siempre refrescándome en las fuentes en el camino, pero es que ¡no hay apenas!, solo están en el imaginario popular), y descubro el cansancio y también la libertad,
 y a veces caminar cerca de los acantilados es como volar en avión,
son altos, y dan un vértigo desagradable si te acercas (no me acerco), y con paciencia ya descubro que tengo Praia Azul y mi hotel en mi campo de visión (se ve en la foto) (pero pequeñita), campo, sí, nunca mejor dicho, campo y playa y ría y barro y polvo y piedras y en general superficies horrorosas para caminar,
                     
sobre todo cuando el hotel tiene el único restaurante que hay en kilómetros a la redonda y son casi las tres de la tarde (es que llevo seis horas andando, Dios mío) y no sé si va a estar abierto o no… y llegué en un estado lamentable y con los zapatos llenos hasta arriba de arena y síii, está abierto, y allí me encuentro con los precios caros, el camarero tonto, el papelito con el menú del día barato escondido detrás de la puerta al lado de los servicios (les funciona la estrategia, nadie lo pide), y algunas cosas buenas: la comida comestible, las vistas maravillosas aunque de nubes y más nubes sobre el mar, el hotel estupendo, muy bueno el hotel, y he llegado a mi destino después de un día interesante, creo.

2 comentarios:

  1. Tu rostro, en el coche, refleja cansancio pero también una enorme felicidad.
    El perrito se alegra de verte y te saluda a su manera.Le gustas.
    Hasta las vacas se te quedan mirando.
    Y tú, te sientes libre y eufórica.
    Salud,suerte y...una sonrisa.
    P.D. A mí también me encanta mirar el paso de las nubes,como cambian de forma y las tonalidades que van tomando, sobre todo,en la puesta de sol y al amanecer.

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    1. Jaja, sí, estaba cansadísima, la travesía es muy dura aunque siempre merece la pena!
      Un beso!!!

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