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La Travesía

miércoles, 27 de junio de 2012

Maravillooooosaaaa etapa de Superconjuntada.......

¡Una etapa como Dios manda!


Ya os iré contando estos días.........

miércoles, 20 de junio de 2012



Me voy. Me voy me voy me voy me voy.

Mevoymevoymevoymevoymevoy.

Me voy.

Me voy, me voy, me voy, me voy, me voy. Atouguia da Baleia, Óbidos, São Martinho do Porto, Nazaré. Me voy, me voy, me voy, me voy, me voy……..

lunes, 11 de junio de 2012

TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, DECIMOTERCERA PARTE (y V)  
Día 3 : Lourinhã - Peniche

Seguimos con las andanzas. Salí de Lourinhã y lo primero que hice fue perderme (uy, he tenido un deja vu, estaréis pensando). Bueno, en este caso concreto era solo porque tenía una enorme ciudad justo delante mía que no venía en el mapa, bah, pequeños detalles, nada, al final resultó ser un pequeño pueblo que había crecido a proporciones monstruosas,
                            
 Praia da Areia Branca, se llama, y la verdad es que allí tuve una experiencia un tanto especial...
 … Crucé el pueblo-ciudad buscando un sitio para desayunar, pero todavía no eran las 9 de la mañana y estaba todo cerrado. Tenía por delante un camino por los acantilados y luego una carretera en medio del campo antes de llegar al siguiente pueblo, unos 4 kilómetros en total antes de ver a otro ser viviente (o bar viviente), así que si encontraba ahora donde desayunar mucho mejor, si no tendría que echar mano a mis víveres (maltesers, son geniales y además no pesan nada). Ya llegaba a las últimas casas del pueblo y las dejé atrás y no había más bares, ya no había nada, solo un mirador y el caminito solitario bordeando los acantilados, que se perdía en la distancia.


Y a esto veo un hombre que había parado su coche en el mirador y estaba allí de pie en el borde, viendo las vistas. O… no sé. Yo solo lo miré un par de segundos pero había algo raro en ese hombre. Ni sé decir por qué, intuición femenina, la actitud, la postura, donde tenía las manos quizás o como me miró… no sé, pero no me fiaba ni un pelo de ese individuo solitario en ese paraje solitario, él con su coche, yo con mis… piernas. Y allí empezó el dilema, ¿ahora voy a lanzarme sola a ese camino por los acantilados cuando este sujeto podría seguirme con su coche, y nadie, nadie en los alrededores para darse cuenta? Claro, podría no ser un tío raro. Podría ser un tío normal y que yo me lo estoy imaginando. Pero no iba a estar tranquila hasta que se largara de allí en la dirección opuesta… y ni así.


Me adentré en el camino, sólo los primeros pasos y algo indecisa, y a esto oí un coche que venía despacio detrás mía, me adelantó, sí, era el suyo, un coche blanco, entró unos metros en un caminito que salía a la derecha del camino principal y allí se quedó, parado. Como esperándome.


Ya había visto suficiente. Me di la vuelta y volví al pueblo. Donde desayuné estupendamente y perdí de vista al tío raro. Todo el episodio me pareció algo siniestro. Saqué los mapas e investigué a ver si había un camino alternativo para llegar a donde iba. Afortunadamente, lo había… la carretera principal… pues ya está… 
 Me sentía aliviada y feliz de haberme escapado de las garras del hombre perverso (muy malo, depravado, dice en mi diccionario de sinónimos) y hala, a empezar de nuevo el camino por una ruta menos espectacular y playero pero más seguro, de eso no hay ninguna duda…


Hasta que media hora más tarde se produce una especie de réplica muy surrealista, una curiosa reproducción al revés de la misma escena. Esta vez es una furgoneta marrón y no un coche blanco. Noté que justo después de pasarme en la carretera la furgoneta ralentizó y se metió en un camino que salía de la carretera principal, a la izquierda en este caso, no a la derecha. Parecía que iba a perderse de vista esta vez pero no, esperó un rato, se dio media vuelta y salió otra vez del camino, pero con la velocidad que llevaba yo ya había pasado, y no me cortó el paso. Pero seguía moviéndose muy lento y me levantaba toda clase de sospechas. Paró unos metros más adelante y en ese momento vi un brazo salir de la furgoneta (no le vi la cara) y el conductor dio un grito de si quiero una boleia (eso significa que si me lleva). Ah… por eso era… estas cosas me han pasado muchas veces, siempre es gente muy simpática y les digo que no y ya está, si eso les explico lo que estoy haciendo, que tengo que ir a pie… normalmente lo hacen sin tanto parar, esperar y observar, pero si de eso se trataba, vale. Le señalé con la mano que no gracias y la furgoneta siguió su camino…


… hasta que unos metros más allá se dio la vuelta y empezó a volver por mi lado de la carretera, con la intención de pasar a mi lado. Y eso me dio muy mala espina. No había alma viviente a la vista, por muy carretera principal que fuera. Y pensé que no, que este no va a parar a mi lado. Que no, que no. Inmediatamente crucé la carretera. Y funcionó. Se fue y no volvió. Volvería al pueblo. Muy raro, todo esto, muy raro…
 Y sin más sobresaltos (aunque pensando que hoy era el Día Internacional del Tío Raro y si lo sé no vengo hoy…) llegué a la municipalidad de Peniche, que era donde se suponía que iba…
 … y al pueblo de Atouguia da Baleia, que me pareció un pueblo muy simpático, y muy bonito,
 y tenía algo muy especial ese pueblo, y justo allí salió el sol,
 y 5 km más allá estaba la ciudad de Peniche. Y antes de llegar a Peniche (mucho antes, demasiado antes) mi hotel. Últimamente mis hoteles siempre vienen precedidos por un caballo pastando, así que cuando veo el caballo sé que estoy cerca.
 Peniche se parece un poco a Cádiz y entre otras cosas (las que pude ver con tanto cansancio) tiene esta siniestra fortaleza donde se recluía a los prisioneros políticos en la época de Salazar. Ahora es un museo donde mis horarios (siestas etc.) no me permitieron entrar, como casi siempre con cualquier cosa que tiene un horario, pero seguramente merece la pena para seguir la crónica del horror e informarse, es interesante el tema. Como curiosidad, la fortaleza tiene su propia playita,
asquerosa, maloliente, de aguas verdosas y dando a un túnel, y creo que ni los presos querrían ponerse allí a tomar el sol. ¡Puuagh!

miércoles, 6 de junio de 2012

TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, DECIMOTERCERA PARTE (IV)
Día 2 : Praia Azul - Lourinhã

Salí de mi superhotel en Praia Azul (más bien Gris, las cosas como son) y como veis me esperaba una bonita cuesta para subir, si yo quería,
 pero no quería, jaja, cogí por otro lado,
 y caminé y caminé y me perdí estrepitosamente y me encontré en medio de un horrible parque de caravanas, no me fié de la brújula, me fié de mi intuición y es lo peor que se puede hacer. Menos mal que encontré un simpático vecino que me sacó de allí y me puso en el buen camino.
 Y el buen camino era, pues mira, bonito, con algunas playas a la vista, algo de naturaleza, alguna cuesta, nada de sol (quiero sol),
después de la friolera de 19 kilómetros (+ 2 por haberme perdido) ya fui llegando a la pequeña ciudad de Lourinhã. La ciudad de Lourinhã es famosa (relativamente) por sus dinosaurios. Todo en Lourinhã son dinosaurios, en Lourinhã hay dinosaurios hasta en la sopa. Entré en un restaurante y me pusieron un filete de dinosaurio, muy difícil de cortar estando tan cansada, perdí media hora en una lucha jurásica, ahogados el filete y yo en una especie de fango cretácico y marrón, dijeron que era una salsa. Por la tarde conseguí llegar al Museo (de los Dinosaurios) y vi el famosísimo dino que encontraron cerca de Lourinhã en un pueblo que se llama Porto Dinheiro (me encanta), aunque era una reproducción (el dinero no se sabe). Es una especie de diplodocus con posibles y su nombre en latín es Dinheirosaurus Lourinhanensis (de verdad, no estoy bromeando).

Pero de repente al intentar dar una vuelta por el centro me di cuenta de algo terrible. No son solo los dinosaurios, es que ¡Lourinhã es un fósil! Empecé a mirar a mi alrededor y…
 Lourinhã es
 un
 fósil
 y Lourinhã La Nuit no puedo ni empezar a explicaros cómo fue.
Menos mal que había otros alicientes en el jardín de mi hotel para disfrutar un poco más del tiempo que pasé esperando el impacto del asteroide, jeje…