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La Travesía

domingo, 29 de julio de 2012

TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, DECIMOCUARTA PARTE (III)
                                      Día 2 : Óbidos- São Martinho do Porto

Adiós Óbidos! La verdad es que no te echaré de menos, no te pillé el punto…
Pues nada, a caminar, que por eso estamos aquí. Carretera y bosque, a veces había que tomar decisiones, A o B… pero una de las cosas más maravillosas de esta etapa (y los tres días, ¿eh?) es que apenas me he perdido.
Aquí me veis recorriendo un trozo de camino que no estaba en el mapa. Ya sé que no se nota mucho, pero yo lo interpreté como un gran acto de atrevimiento. Estaba en las imágenes por satélite, solo que dibujado no estaba. Era un camino por el bosque, cosa que nunca sé si va a ser bucólico o terrorífico, y resulta que…
la parte que no estaba en el mapa era exactamente igual que la parte que estaba en el mapa! Aquí ya he puesto el pie en la parte que sí está en el mapa, por eso estoy tan contenta. Me esperaba alambradas, no pasar, campos de tiro, zona militar, propiedad privada... no sabía qué esperar. Y al final solo era un camino por el bosque.
Pero siempre me alegro cuando me vuelvo a encontrar con mi querido asfalto.
Resumiendo, ¡otra excusa para bailar un poco!
Hay sitios curiosos, como por ejemplo una pequeñísima aldea de unas 50 casas que se llama Cidade (Ciudad), alguna importancia histórica tendría, pensaba… pero no, no lo parece, su importancia es agrícola, bucólica… campestre… lechera… porcina… ¡no sé!
Las primeras vistas del mar...
Y mucho de esto…. pero con un día de 23 kilómetros es normal, se tiene que repetir un poco. La solución: la música, cuánta más marcha mejor!
Aquí estoy celebrando algo, ¿qué estaré celebrando?
¡La primera vista de São Martinho do Porto!
Después de esos 23 kilómetros como os podéis imaginar llegué arrastrándome… (bueno, la foto se supone que es una metáfora, y me ha salido un poco revista-de-moda, quería parecer más harapienta y moribunda, no parece que haya caminado 23 kilómetros ni siquiera pero bueno, lo seguiré intentando...)
Y nada, que llegué, llegué a São Martinho, con dolor en las piernas y gran agotamiento, pero eso me lo esperaba, hacía tiempo que entrenaba para ello, física y mentalmente. São Martinho, con su maravillosa playa con forma de herradura (gigantesca: me la imaginaba más pequeña pero tiene varios kilómetros, una herradura perfecta, impresionante), la pensión Atlântica era estupenda y además tenía un superrestaurante donde me acomodé y donde me pasé mi tiempo, entre allí y la playa. Y a la llegada, claro, una gran sonrisa y una..
cerveza!

miércoles, 18 de julio de 2012

TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, DECIMOCUARTA PARTE (II)
                                        Día 1 : Atouguia da Baleia - Óbidos

En la carretera de nuevo...

Serra d’El Rei. Bonito pueblo pero… ¡cualquiera se hace un lío aquí!


Una de las cosas buenas de esta etapa de Superconjuntada es que me he perdido bastante menos (que siga así), así que supe ignorar ese lío de señales y me metí directamente en el lavadero municipal para faenar un poco. Me encanta que se encuentren estas pequeñas piezas de nuestra historia en los pueblitos de esta parte de Portugal: en esta etapa he visto dos. Resecos y polvorientos y casi tan abandonados como el tranvía… pero allí están, sobreviven mientras nosotras ponemos la lavadora y leemos una revista…

Pinares…

…y piñas…


…amor…

…fin del amor…
…porque eso no era amor, era Amoreira, pueblo histórico-simpático con pequeñísimas casas, muy antiguas, no consigo mostrarlo en la foto pero los techos van a la par que tu cabeza, también tiene una fuente pública con carpas y peces de colores, creo que me he enamoreirado,
y este pueblo tiene un nombre bien curioso, ¿por qué se llamará así?
Bien bonito también,
y ya estamos en Óbidos, porque A-da-Gorda está casi pegado a Óbidos, es el telonero de Óbidos. Ahora tengo que hablar de Óbidos pero no puedo, porque la verdad es que Óbidos no me dijo nada, le pregunté, pero no me contestó. O sea que no me gustó. Pse. Y mira que tiene fama... Llegué y me vi de repente más fotografiada que una famosa, y es eso: un lugar para fotografiarlo, y yo qué sé más, me pareció muy pequeño, rebosante de turistas, no le encontraba el punto. Y no conseguí hacerle fotos, si queréis ver algunas hay aquí , mejor que las mías, jeje. Lo que más me gustó de Óbidos fue esta enorme, laberíntica y destrozada casa en venta,
…y esto, claro…
(merece la pena cruzar un país a pie cuando te encuentras con estas cosas), y esto también, claro…
y el hecho de que mi hotel (el Hotel Louro, ir reservándolo ya) estaba bien lejos del bullanguero centro histórico y no tenía nada que ver. Con piscina y jardines y silencio… fantástico…


P.D. Me c. en t. los m. de blogger con sus j. tamaños de letra, espacios gratuitos y resaltados en blanco

martes, 17 de julio de 2012

Sí, que postearé, además si no lo hago pronto la próxima etapa se me va a montar con la última y me tengo que dar casi prisas ya. Ya sé, que soy un desastre.

Es lo que tiene volver a meterte en el teatro después de... pues unos años. ¡Te deja sin tiempo para nada! Sí, tenemos una nueva obra... si todo va bien, para finales de septiembre. Ya se sabe, si encontramos suficientes víctimas para actuar y si termino de revolverme por los suelos formando atrezzo con cartones y cuchillas y cintas métricas (en realidad me he jodido el cuello, creo que tiene algo que ver :( ..... pero es muuuuuy divertido ......

Dentro de dos días os prometo que veréis un post, Atouguia-Óbidos y más allá.

Marchando.....


miércoles, 4 de julio de 2012

TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, DECIMOCUARTA PARTE (I)
Día 0 : Atouguia da Baleia

Atouguia da Baleia, bonito bonito bonito pueblo, puede que no os suene de mucho, a mí tampoco me sonaba antes de empezar con todo esto. Salí de aquí para no rehacer un trozo de travesía que ya estaba hecho, desde Peniche, y porque cuando conocí el pueblo cuando pasé por aquí en mayo me pareció que tenía propiedades mágicas y me gustó. Os preguntaréis (o no) por qué tiene una ballena en el nombre si está a 5 kilómetros del mar. Pues resulta que no es una ballena muy actual, es del siglo XVI sin ir más lejos, y la trajeron aquí… pues no sé cómo, quizás en esa época estaba más cerca la costa. Si no no sé qué hacían acarreando una ballena muerta y metiéndola en el pueblo. Y por lo visto una larguísima costilla del histórico animal está expuesta en la iglesia, o al menos eso es lo que dice la Wikipedia. Ya os digo, es un pueblo muy especial.
Tanto que parece un decorado de cine, o será que yo vaya donde vaya siempre me encuentro en un anuncio de Martini.

Tiene una pensión, el Residencial São Leonardo, que me pareció genial, me podría aficionar a las pensiones en los pueblos, oye, y además sus precios hipereconómicos vienen bien en estos tiempos de crisis. Comparas el frío recibimiento de algunos hoteles con el señor que te abre la puerta todo contento y dice “¿¿¡Menina Paula??!” y no sé, me gusta, muy simpática la pareja que lo llevaba, además las pensiones (supongo que no todas) no son los terroríficos cuchitriles que eran hace 25 años, está todo perfecto, igual que un hotel.
Atouguia da Baleia La Nuit… pues era una noche un poco particular, ya que jugaba Portugal contra Chequia justamente esa noche y sabía que iba a haber un ambiente un poco especial en los bares. Había pensado en cenar en el único restaurante-restaurante del pueblo, que tenía buena pinta y todo, pero también tenía unas 5000 decibelios futbolístico-gamberriles que salían por la puerta así que me tuve que contentar con el segundo mejor restaurante del pueblo, que digamos, y allí rodeada de cerveza caliente y de moscas vi el partido (inevitable) en compañía de estos tres señores, y cuando se marcó el gol y empezaron a celebrarlo uno de ellos se dio la vuelta y me preguntó (por si acaso) “¿no serás checa, verdad?”, como pidiendo perdón… jajajaja… pero ya vio que yo también celebraba el gol y terminamos siendo muy amigos todos, el camarero (dueño, cocinero, todo), los tres señores y yo, estaban muy interesados en saber qué demonios hacía en Atouguia da Baleia y bueno, tienes algo que contar….
                      
Al volver a la pensión vi que – ¡oh maravilla! – la iglesia que antes estaba cerrada a cal y canto ahora estaba abierta porque había una misa después del fútbol (el surrealismo no para)… ¡La costilla de ballena! ¡Por fin tengo la oportunidad de verla! Pero si estaba el cura diciendo misa y a ver cómo iba a entrar yo, “hola, perdone, por favor, ¿puedo ver la ballena?” y nada, la vergüenza pudo conmigo y me quedé sin ver la kilométrica costilla. Si es que está, claro. Por mucho que estiraba el cuello y usaba la imaginación desde la puerta no la veía, no sé dónde la tendrán… pues habrá que volver a todos estos sitios algún día con más tiempo y hacer las cosas bien…
Y nada, la mañana siguiente, feliz de la vida, salgo con cielos azules y mucha ilusión en dirección a Óbidos….