EL
PRIMER PASO: 8.30 de la mañana, domingo 9 de octubre. Qué extraña sensación
empezar una travesía saliendo de mi propia casa.
Echo a
andar por Ciudad Jardín, la Avda. Marqués de Pickman (porque esto va a ser de
Marqués de Pickman a Marquês de Pombal) y hacia la Macarena, camino a un
desayuno con mi amiga Catt...
Y me
enfrento a esto, mi primera cuesta. Voy a cruzar la Sierra de Huelva, pero mi
teoría es que no hay apenas cuestas porque las carreteras siempre procuran
rodear las montañas y solo suben y bajan si es absolutamente necesario. Si miro
el relieve en el mapa lo confirma, pero vamos a ver si es verdad...
Y
desayuno con Catt y le enseño un poco por dónde pienso ir...
...
y ella (y su perra) me acompañan incluso, un trecho del camino. Es la primera
vez que hago una travesía superconjuntada con alguien, siempre he ido sola,
pero me doy cuenta de que es muy, muy divertido!
Pero a la altura de Pio XII algo se interpone en
nuestro camino. Empezamos a ver cientos de corredores (¿miles? ¿cientos de
miles?) y no teníamos ni idea pero resulta que hoy es la Carrera Popular Parque
de Miraflores, hay kilometrajes para todos los gustos, 10 km, 5, 3 ó 2 para niños,
200 metros para bebés, yo hago 11 (y andando, no corriendo, aunque sé correr en
caso de necesidad, que conste). 11 km realmente no es mucho, pero es una buena
distancia fácil para empezar esto.
Y ¿cómo
no me voy a hacer una foto con ellos? Además las posibilidades se multiplican cuando
caminas con alguien que pueda colaborar con estas cosas, a ver si me voy a
aficionar a la compañía.... ¡¡GRACIAS CATT!! Huelga decir que es casi imposible
cruzar la calle con esta marea humana fluyendo por ella. He ayudado a una
señora mayor a cruzar y me mira toda cansada de esperar sin saber quiénes eran
estas miles de tíos aparecidas de repente y me pregunta “¿Por qué están
protestando?” Nos hemos reído un rato...
Cruzamos
San Jerónimo (São Jerónimo, he estado a punto de escribir...), barrio bonito y
simpático donde los haya...
y después
de pasar al lado del cementerio ya llegamos a los confines del mundo conocido, a
la frontera de mi zona de confort (o no, quizás estoy entrando en ella), y
salgo de Sevilla. Catt no, Catt se queda dentro del perímetro municipal a
pasear la perra por el Alamillo (creo que al final anduvo más que yo, jeje). Y yo,
yo
ya estoy en campo abierto.
Qué
alegría. Qué buena sensación. La libertad, el descansar la vista en la Vega del
Guadalquivir, hermoso paisaje llano e interminable en un día precioso del fin
del verano.
SOY FELIZ.
Luego
vienen los huertos, cortijos...
... y a pesar de llevar casi 30 años viviendo en
Andalucía me doy cuenta de lo poco que sé de ella y de lo mucho que quiero
saber. De lo poco que me he identificado con ella y de lo mucho que me quiero
identificar. De lo mucho que quiero aprender. De lo maravillosa, histórica e
imprescindible que es esta bellísima región. Y lo aprenderé de la mejor manera:
pateándola. No hay nada comparable.
Por
ejemplo, algunas veces había visto bolas desmaquillantes al lado de la
carretera, y siempre pensaba que eran basura que la gente tiraba de los coches.
¡Pues no! Resulta que son algodón, puro algodón de la planta del algodón, y
resulta que el 99,7% del algodón que se cultiva en España crece en Andalucía.
¡Y yo no tenía ni flores! He recogido algunos y son suaves, suavísimos, quiero
desmaquillarme con ellos (solo que no me maquillo). Y dentro tienen una
semilla. He aprendido más sobre el algodón en Andalucía aquí y aquí.
Al final
se llega al puente que lleva al pueblo,
(y la
Torre Pelli se ve desde La Algaba, ya os iré contando hasta dónde se ve la
Torre Pelli),
y el
pueblo en sí es un mar de simpatía. Me doy una vuelta a ver qué hay,
hay la
Torre de los Guzmanes, por ejemplo, torre defensiva y residencia nobiliaria desde
el siglo XV, luego nada, luego granero, luego refugio para la gente cuando
crecía el río, luego cárcel municipal y ahora la gente se casa en ella. Me
habría animado a subir, pero estaba cerrada.
Se nota
que has salido de Sevilla y estás en un pueblo por detalles como las cortinas
en las puertas, en cualquier tipo de casa (aunque curiosamente también las hay
en mi barrio),
imponentes
Cristos y Vírgenes en lo “arto” de las casas,
y bueno,
he llegado justo a la hora de la cerveza así que voy a sentarme un rato en esta
estupenda y sombreada terraza en la Plaza de España,
y
al poner algunos mensajes diciendo donde estaba y comunicando toda mi euforia
resulta que Carmen y Manolo pasaban por aquí y nos hemos tomado un par de
cervezas y tapas juntos. Ha sido el colofón, “a cereja no topo do bolo”. Muy
buen día. Estupendo comienzo a Sevilla-Lisboa 365 km.
Próximamente, más....
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