El día de navidad. Un día tan bueno como cualquier otro para caminar.
Saliendo de Sevilla a las 8 de la mañana te encuentras con personas que van tan
normales y tan serios como cualquier día del año, pero con cuernos de reno en
la cabeza y cosas así. Pero sin resaca ni borrachera puedo esquivar a los renocornudos muy fácilmente y
además hace muy buen tiempo así que me parece un día perfecto.
Llego a Galaroza. Salgo de Galaroza...
... y me encuentro con un pequeño problema: que no hay ni un solo bar
abierto hoy en todo el pueblo. Ni el bar del hotel. ¡Nada! Y quiero desayunar. Es
la hora del Plan B: me improviso un desayuno energético sobre un tocón.
Y hale, a caminar...
.... a caminar, a bailar, o a lo que haga falta. Con el chaleco amarillo
puesto en este caso, para darle un poco más de colorido a la cosa.
¡Sí, me lo pongo a veces! Cuando intuyo que hay policías agazapados
detrás de los arbustos, por ejemplo. Cuando no hay mucho arcén. Cuando hay
curvas. Tengo que decir que se adapta mejor a las curvas de la carretera que a
las mías, pero mira, podría ser peor.
La parada del Sumol es en El Repilado, y vaya diferencia con la sosa
Galaroza en el tema bares.
Pero ¿qué es esto?
¿Prohibida la entrada? Ah, pero yo sí puedo entrar. Hay que leer la letra pequeña. Puedo entrar por
partida doble, soy forastera y transeúnte, las dos cosas. Vamos, que soy de lo
más deseable!
Cuando he visto a este pequeño ser en el escaparate de una tienda me he
vuelto loca fotografiándolo, qué cosa más linda....
Y tres niños del pueblo, la mar de simpáticos, me han contado que la
gatita es suya y que la encontraron vagando por las calles perdida cuando era
muy chiquitita... una historia con final feliz y fotos chulas.
Después de El Repilado, cojo el camino del campo. Esta pequeña carretera
rural me llevará a mi destino. Hay 10 kilómetros de ella, pero me llevará.
Estamos en la provincia de Jabugo (ya me entendéis) y han vuelto los
cerdos. Mi problema con los cerdos es que les inspiro pánico y terror, todavía
no sé por qué, pero aquí tenéis una foto de unos huyendo espavoridos...
El camino es bonito y muy agradable con este buen tiempo....
... al principio. Después de unos pocos kilómetros empieza a ser todo
cuesta arriba y no sé cuántos grados de calor hace pero empiezo a sentirme como
una castaña asada a punto de explotar y no hay escapatoria... ¿por qué se me ha
ocurrido ponerme medias con este tiempo? Ah, ya, porque estamos en diciembre... Pues si en diciembre estoy así creo que no es muy buena idea hacer
ninguna caminata en verano este año...
Ha sido motivo de alegría cuando he visto señalizada la civilización de
nuevo (la civilización relativa, porque son pueblos sin bar), y estoy cerca de
mi destino de hoy.
Una última cerdofoto... Este individuo se había dado un buen baño de
barro y estaba tan a gusto que le faltaron reflejos y se dejó fotografiar,
antes de pirarse como todos.
¡Las Cefiñas! Es un pueblo muy pequeño. No sé realmente qué tiene Las
Cefiñas, he visto poco porque al llegar se me echaba el tiempo encima y tenía que coger un taxi a
Cortegana para comer. Ya lo veré mejor cuando salga de aquí el próximo día. Pero
por no tener os puedo decir que ni cobertura de móvil tiene, con lo cual
llamar a un taxi se vuelve algo complicado, lo tienes que hacer corriendo
cuesta abajo intentando salir de allí como sea y rezando para que no tengas que
ir andando (o corriendo) a Cortegana y no comer y perder el autobús a
Sevilla... al final lo conseguí, y me recogió una taxista muy simpática. Que me
condujo a Cortegana, me apuntó en dirección al Casino y me soltó,
para que pudiera comer y beber algo. Beber fue sencillo, comer no tanto,
porque ya habían cerrado la cocina, pero entre una tapa de ensaladilla y el
queso y la caña de lomo que generosamente me ofrecieron unos señores que
estaban en la barra comí estupendamente.
En la próxima etapa si consigo (o si conseguimos) sortear los hondos barrancos
llegaré (o llegaremos) a Portugal, y en Portugal voy a echar de menos a los
casinos, porque creo que allí no hay. Pero habrá otras cosas. Sumol y
Superbock. Bares diferentes. Hoteles. Pequenos almoços. Estradas e bermas.
Aldeias, vilas e cidades. Portugueses. Muchas cosas.
hubiera sido divertido alguna foto de un reno. Menudo careto tenían que llevar.
ResponderEliminarLa próxima etapa la haces acompañada?
Jajaja, lo pensé, pero no fui capaz....
EliminarSí, a Barrancos voy con un amigo. Hay que encontrar una fecha, a ver qué fin de semana puede ser.
:)